En el fondo de la Villa 31 bis de la Ciudad de Buenos Aires, varios años antes de que haya un comedor, los conteiners vacíos del Ferrocarril Belgrano Cargas se convirtieron en el refugio que albergó a muchas de las personas en situación de calle y consumo de la intemperie y las miradas estigmatizantes… Allí, un 3 de septiembre del año 2013, con un improvisado guiso compartido en la calle nació El Comedor del Fondo.
Las ranchadas de personas en situación de calle, consumo de paco y pasta base, constituían un ámbito de desolación y violencias que de antemano parecía infranqueable. La falta de esperanza de cambiar esa situación era enorme. Esto generaba un desánimo que casi inconscientemente ahoga y paraliza cualquier intento por revertir esa situación.
Fue permanecer y generar un vínculo genuino lo que, por poco que parezca, resultó transformador e imposible de detener. Había que despertar y soñar por más contradictorio que parezca. Y como si desde siempre hubiesen estado ahí esperando, una serie de hechos, personas y circunstancias, cual efecto mariposa, de manera simultánea, desmedida y desbordante fueron sucediéndose para darle vida a nuestra organización.
Aquella visibilización e involucramiento no se detendría. Con la llegada de la comida, llegaron nuevos actores, la transformación del Comedor y, a su vez, la construcción de nuevas Casas Comunitarias.